A.E. Quintero desmenuza en este libro la vida en sus matices infinitos. Transiciones y transmutaciones que se traducen en tardes de pensar y acomodar los juegos de conciencia, del ser que busca, en sus adentros, opciones para transitar en todo esto de vivir. “Saltar de la garganta hacia algún lugar del mundo”. La casa, la vida, el amor y su contrario, la capacidad de encontrar el ánimo para salir a pasear lleno de luces o dejar que la noche nos apague. Momentos precisos en que la vida marca, crea, abre, sutura, alivia, añora, desea y, otras tantas, olvida. Transmutaciones que nos permitan seguir jugando en
este mundo, aunque también duela.
 
Aquí podría caber todo el amor que nos tuvimos se asoma a los seres que somos cuando habitamos el cuerpo. A nuestra huella digital sobre las cosas. A esa conciencia que se marca de regreso. A esa conciencia. “Al parecer lo que nos distingue como especie es también lo que nos hace más vulnerables”, dice Quintero en un poema, y es lo que hace en este libro, se sumerge en la conciencia que nos distingue para ver lo vulnerables que somos, bajo una mirada madura, del que ya ha logrado desentrañar el viaje que somos y nos da las coordenadas.